¿Me viste?

Temo ser los vestigios de lo que ahora observo,
como un personaje de televisión,
visto por un par de ojos,
juzgado desde el asiento de la comodidad.

Un cerebro cuajado en la monotonía,
un par de piernas cansadas de estar sentado todo el día,
un alma podrida que nunca floreció,
pero que de humanidad le queda algo todavía.

¿Quién me redimirá?
¿Quién me mira a mí?
¿La cuarta pared existe?
Si es así, sería bueno
dar la vuelta y decirle:
“Cuando viviste,
¿me viste?”