Por días buenos hay malos,
y otros en los que mi cuerpo se siente ajeno.
No puedo recuperarme del miedo,
de perderlo,
de morir en el intento.
Pero quiero.
No existo,
no siento,
solo vuelo.
Extiendo mis alas,
mis sueños.
Caigo y me entierro
en el solitario abismo del infierno.
Pero he aprendido
que puedo bajar y regresar vivo…
lo entiendo.