La esperanza se ha perdido

Hope is Lost

Perdidos, estamos perdidos
Y todo dejará de existir
Caídos, ahora hay oscuridad
Nuestra luz no basta para ver
Las sombras ahogan como polvo y humo
Es como ciegos guiando a otros ciegos
Estemos unidos o solos
Mañana moriremos

Siento que fallé
No intentaré ocultar la tristeza
Y aunque tal vez aún resistamos hasta mañana
La esperanza se ha perdido

Ahora, en el final
Estoy buscando al sol
He sentido su calor mil veces
Pero ahora olvidé cómo se siente
La oscuridad cae como muros ennegrecidos
Y el fuego es la única luz
Nunca volveré a sentir su calor
Lo que pudo ser
El deseo en tus ojos

Siento que fallé
No intentaré ocultar la tristeza
Y aunque tal vez aún resistamos hasta mañana
La esperanza se ha perdido

Vuelve al lugar donde todo comenzó
La eternidad en segundos
Y la historia se repite
Vuelve a donde empezó
No es tan difícil de ver
Estamos enraizados en nuestra falta de fe
Y la historia se repite

[En los últimos días de nuestra existencia aquí
Espero que la humanidad pueda volverse y ver
Los sacrificios hechos, la sangre y las lágrimas derramadas
Cómo al final, descubrimos que nunca importó
No se recitarán cuentos heroicos entonces
No habrá historias ni canciones que mantengan vivos los nombres
Todas las guerras serán olvidadas, toda fama será borrada
Ahora, al final, descubrimos que todo fue en vano]

Siento que fallé
No intentaré ocultar la tristeza
Dudo que alguna vez veamos el mañana

Vemos la caída venir
El destino está grabado en la pared
Mientras el universo se apaga
Estamos cavando nuestras propias tumbas
Y cantaremos esta canción mañana

“Nos reunimos en la noche
Los escritores de la canción sin esperanza
Juntos en la oscuridad
Rezamos por una última nota que cantar
Estamos perdidos pero no tenemos miedo
Nuestras voces claman al unísono
Por aquellos que perdieron su camino
Rezamos por una última canción”

Lloro en la noche
El escritor de esta canción sin esperanza
Caído, con la mirada al cielo
Rezo por un último grito

La esperanza se ha perdido
Ya no esperamos a los dioses
Ni a los elegidos
No habrá héroes
Y la historia se repite

Vuelve al lugar donde todo comenzó
La eternidad en segundos
Y la historia se repite
Vuelve a donde empezó
No es tan difícil de ver
Estamos enraizados en nuestra falta de fe
Y la historia se repite

Escribo esto como advertencia
Y lo escribo como súplica
Hasta que tu último aliento escape
Tu esperanza no puede morir
Así que toma estas palabras que te di
Y haz cuentas del costo
Porque el día que dejemos de luchar
Es el día en que la esperanza se ha perdido


Por fin haré esto: hablaré de esta canción, que tiene muchas cosas contenidas, reflejo de mi interior, de mi sentir y mi concepción existencial de la vida, entre muchas otras cosas.

Sobre cómo llegué a la banda: puede ser desde una sugerencia de Spotify hasta en una de esas ocasiones en que me pongo a explorar géneros y bandas en sitios como Bandcamp, en Tidal o alguna otra plataforma con un catálogo o referencias dudosas de personas que recomiendan música.

Sea cual fuere el caso, recuerdo vagamente que me llamó la atención la tonada y, como suele ser mi costumbre, me puse a leer la letra y dije: ¡Wow! Es una canción larga para lo que suelo escuchar, con tintes por ratos tranquilos y por ratos agresivos y estridentes, con elementos orquestales de fondo y un aura que deviene de un disco conceptual.

Ese concepto fue algo que definitivamente llamó mi atención cuando escuché el nombre de la banda, pues empezando por ahí, suena rebuscado, como muchas de las cosas que me gustan: Recode the Subliminal (Recodificar lo subliminal). Un nombre bastante pretencioso, pero que no deja dudas de que va de algo en específico, como la tecnología y la humanidad, lo cual es muy acorde.

Sobre esos conceptos—humanidad, robots, tecnología—y cómo se dan las interacciones, es digno de cualquier novela de ciencia ficción o cualquier obra de arte que se precie de explorar estos límites y consecuencias a priori.

La canción en sí, como ya he puesto su traducción, contiene un diálogo aparentemente mental de una persona en sus últimos momentos, ya sea por un evento apocalíptico o por un declive físico y mental que lo ha llevado al límite.

Esto en sí mismo ya dice mucho y, evidentemente, más de mí que del autor o la intención de la canción. Yo encuentro de todo en esta canción. Encuentro muchos sentimientos expresados ahí: desde la desesperanza, el nihilismo, la desesperación, la soledad, el vacío existencial, la necesidad de ser escuchado, un grito de auxilio y, entre todo, un análisis frío de la realidad donde lo único que queda es la esperanza. Pese a todo lo hostil que pueda ser la realidad con uno, si existe esperanza, hay una razón, por muy pequeña que sea, de vivir.

Comencemos por ahí: el significado que le di por aquel entonces cuando la encontré—nihilismo puro. Recuerdo haber pensado eso. Una época en la que mi idea filosófica se basaba en el nihilismo nietzscheano, una creencia que daba forma a mi realidad, sin darme cuenta de que era todo menos nihilista.

Ese nihilismo me permitía explicar muchas de aquellas cosas que yo encontraba en mi realidad: una falta de sentido, la impunidad ante los actos más atroces en el mundo y en la sociedad, mi empatía poco desarrollada y los deseos irreprimibles de ver el mundo arder, un inconsciente resentimiento social y el sentimiento de injusticia por la indiferencia del universo hacia nosotros, de Dios y cualquier ente con poder que pudiera mejorar nuestra situación.

Una filosofía que me hacía sentir pertenencia a las personas que empataban con esas ideas, pero era eso: un intento de pertenencia. Me adjudiqué una filosofía como si fuera un rasgo de la personalidad. Veía el nihilismo en todos lados, al grado que incluso en películas como Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo, tenía tan claro y explícito el simbolismo del nihilismo en ella, que durante su emisión logré predecir el desenlace de la película y llorar por ver el reflejo de aquello que era mi creencia puesta en una pantalla.

Todo ese contexto volcado en una canción que ve el mundo con una visión similar, en la que incluso si el mundo se terminara, nada tiene sentido, una completa indiferencia de la realidad por el fatídico final de la vida. Y como menciona Nietzsche en el Zaratustra:

“La música y el mito son expresiones de la voluntad primordial; el canto es el grito del mundo”.

Y se refrenda en esta canción con:

Lloro en la noche
El escritor de esta canción sin esperanza
Caído, con la mirada al cielo
Rezo por un último grito.

Esa fue una visión que englobaba el aura que me transmitía esa canción. Sin embargo, con el tiempo cambió, pasando de ese nihilismo a una variante en la que encontraba catarsis en ella, pues me recordaba aquello que en su momento leí en el manga de One Punch Man, donde Garou se cuestionaba que era el bien y el mal, su odio le llevó a querer ser un monstruo con tal de darles a los ganadores un golpe del lado perdedor. En aquel entonces no entendía de dónde venía mi gusto por esa viñeta y ese diálogo. Ahora es claro: un resentimiento mío para con la vida o con la humanidad:

Lo mismo se confirma con la canción: un último grito que permita decir: existo, estoy aquí pese a todo, al borde de la muerte y aun así pido una última oportunidad de cantar y lanzar un grito a la vida para declarar mi resistencia a la futilidad de la misma y su sinsentido, tal como pregona Albert Camus en sus obras.

Y en otras ocasiones la frase que más resonaba conmigo era:

Siento que fallé
No intentaré ocultar la tristeza
Dudo que alguna vez veamos el mañana

Y quizá sea obvio o no, pero esa frase dentro de la canción evoca una poderosa—y a la vez cínica, pero no menos firme—responsabilidad que conlleva asumir un fallo. En más de una ocasión en que la vida me ha permitido aprender a través de tropezar, esa estrofa resuena en mi cabeza y me permite continuar.

Después de todo eso, viene un conglomerado de significados que podría desglosar estrofa por estrofa, pero al final sería un collage temático de lo mismo escrito de distintas formas, por lo que lo condensaré en lo siguiente:

Comenzando por el ambiente, inicia claramente con batería de fondo en low pass, un piano con una melodía solemne, la guitarra con synths que dan un preludio a un diálogo. Una voz que me encanta porque tiene muchos matices: al inicio es un monólogo acorde a la solemnidad de los instrumentos que, por un momento, se callaron para dar cabida a la idea inicial—la posibilidad de morir.

Una vez que se asume esa verdad, comienza la canción en forma, en la que, con la misma estridencia de la voz que ahora sube su tono, ese tono que nos dice por dentro que algo se está gestando, pero no sabemos qué, al igual que los instrumentos.

Y al igual que en la vida real, donde no todo es lineal, viene una duda que se plantea el interlocutor, de esas dudas en las que no hay respuestas, en las que uno lanza injurias y reclamos al vacío esperando al menos un golpe de regreso, pero no hay nada. Se intensifica esa duda y ahora se siente como desesperanza, acompañado de synths saturados que lo reflejan de manera magistral.

Después de eso, en la evidente ausencia de respuesta, ya no puede volver la tristeza: viene la furia, un grito a la vida con nuevas preguntas.

¿Por qué todo tiene que terminar así?

Ante el silencio, no queda nada más que un enojo vacío, algo que se nota en medida que la voz continúa gritando, pero los instrumentos ya no son estridentes, generando esa aura de soledad y enojo.

Nuevamente, la cruda verdad se planta frente a los ojos del ser humano y lo entiende: no habrá nada al día siguiente.

Pero ¿qué hacemos? Lo negamos y gritamos aún más fuerte, ahora sin melodía, solo el retumbar palpitante de los graves.

No se puede más que eso: gritar, mezclado con una genuina súplica reforzada por un coro, que de a poco se combina con otras voces. Es como si esos gritos en la cabeza se mezclaran, y eso me encanta: las múltiples facetas de uno mismo representadas por la voz que todos tenemos en la cabeza.

¿Ahora qué queda?

Tranquilidad, se oye un coro de niños, pues ya no hay nada, pero en vez de una desesperanza triste, es una desesperanza buscando algo a lo que aferrarse, una creencia o algo, viendo al pasado para buscar algo que nos permita justiciar que no puede ser todo en vano.

Y rogamos por una canción más.

Esto no puede terminar así.

Y una vez más, ante el silencio de la réplica, no podemos sino seguir gritando en espera de, aunque sea, algo al otro lado.

Con toda esa furia contenida, no podemos sino correr lo más rápido que podemos al final, pues ¿qué más da?… no hay nada más que lo solo que uno se siente ante eso.

Pero incluso así, a sabiendas de eso, hay algo que nos frena de la extinción y pensar que solo nosotros somos quienes vamos a morir. Dejamos un mensaje para alguien a quien quizá pueda servirle nuestra experiencia y dejamos esa plegaria escrita, con esperanza…

Y el final nos llega, la voz se apaga, pero los instrumentos continúan, recordándonos que la vida siguió antes y seguirá después de nosotros. Somos un interludio en su continuidad.

Esta canción es muchas cosas:

  • Un espejo de mis etapas filosóficas
  • Un grito contra el sinsentido
  • Un recordatorio de que incluso en el vacío, persiste la voluntad de existir

Por eso sigue aquí, en mi playlist y en mi cabeza, años después.