El espectro de la vida
Ya había olvidado este sentir,
este vacío en mi pecho, que arde y congela,
dejándome indefenso
ante la frialdad despiadada del mundo entero,
donde la realidad se tuerce
en su más ambigua y homogénea forma,
etérea, de razones y visiones
que vienen y van en ondas.
Todas esas formas que devienen
en incertidumbre del futuro,
en ambigüedad del pasado
y en frustración del presente.
Nudos en mi garganta que,
si no salen como lágrimas,
brotarán como sangre.
Veo mi reflejo con desprecio;
no veo un hombre,
veo un desastre desgarrador.
Veo la tortura en carne viva,
veo el reflejo de la duda,
del hambre que el pan no sacia.
Me he convertido en un fantasma errante
de la vida misma.